domingo, 2 de diciembre de 2007

No me estreses, Javier Heraud. Vamos a tomar café al costado de tu plaquita.

Creo que es hora de escribir un nuevo artículo y pues, eso haré. Desde que era un chiquilín mis padres me contaban historias sobre el tipo de hombre en el cual me convertiría. Ciertamente fue una decepción descubrir que el hombre en el cual me convertí a pesar de ser bastante guapo no tenía acceso a sables de luz. A pesar de la pequeña depresión que me causó tal hecho, me sentía bastante reconfortado por el hecho de que mi otro gran sueño era ahora una realidad, tomar café.
Cuenta la leyenda que cuando los niños se vuelvan hombres y cuando las niñas se vuelvan amas de casa, habrá una actividad que nos unirá. Una actividad que antes parecía intrascendente a la hora de compartir el tiempo con los demás pero que ahora, al llegar a la madurez de la adultez temprana se vuelve ineludible si es que se quiere hacer de esos momentos algo soportables. En cristiano, tienes que tomar bastante café, sobretodo en la PUCP, porque en verdad la gente es tan idiota que necesitas algún estimulante para mantenerte despierto durante esa conversación sobre aquella nueva película francesa que no pretendes ver o sobre ese nuevo anime que algún sujeto te recomienda pero que para no verse tan lorna asegura "Es el único que he visto pero es buenazo", sí Juan, o esa temida conversación donde, generalmente los tarados de 30 años que siguen en Estudios Generales Letras, te incitan a hacer algún plantón. Es curiosa esta situación ya que generalmente cuando te niegas a hacer un plantón frente a la casa de algún periodista vendido o de algún político corrupto con amor por las empleadas apretaditas te recriminan y te joden preguntandote "¿Entonces qué haces en la PUCP?" (anécdota real). "Estudiar" respondí. Y sí, dije eso haciendo las famosas y temibles "comillas sarcásticas" desconcertando al sujeto y probablemente a Gonzalo Gamio también, que aunque no tiene nada que ver estaba sentado en la mesa contigua, que parece su segunda casa porque todos los días lo veo en el Cafetal frente a la librería PUCP. Tomate una manzanilla, Gonzalo.

Como me pasa siempre, me he desviado tanto del tema que tenía en mente que ya las cosas no tienen mucho sentido. Pero bueno regresando al tema les propongo algo:

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Supongo que debería estar estudiando o haciendo algo productivo, pero al diablo, voy a hablar de la Plaza de la Memoria. Es importante para el ávido lector del blog, mi amigo Martín, señalar que yo no tenía idea de que carajo era la Plaza de la Memoria a pesar de haber pasado al lado de esta varias veces por semana buscando pollitas en la Facultad de Ciencias.
"Tarea inútil" dirían algunos, "Sí, imbécil de mierda" diría yo. En una de estas caminatas por aquellos lares noté algo que nunca había visto hasta ese momento, y no estoy hablando de las mujeres atractivas presentes, a espaldas del pabellón de Estudios Generales Ciencias se encontraba la renovada Plaza de la Memoria. Parece que esta nueva versión es como las huevas y fue creada con el fin de establecer un lugar de recogimiento y de conciencia en memoria a los estudiantes de la PUCP que desaparecieron en épocas violentas de nuestra historia. Como las huevas, ¿no? NO. A unos pocos metros hay un Cafetal, bastante parecido al que hay en el cruce del Tontódromo con la vía donde se le da la bienvenida a los payasos del programa "La casa de Timoteo". Este Cafetal es el tema central del artículo, jaja.

El problema:



VS.

MANIFESTAMOS NUESTRA COMPLETA CONFORMIDAD con el funcionamiento del establecimiento comercial en su actual lugar y SOLICITAMOS FIRMEMENTE a las autoridades de la Universidad que coloquen a todos los que firmaron la primera carta en un lugar más adecuado del campus, de modo que no se desvirtúe el éxito que ha tenido el nuevo Cafetal, tanto en su buena atención a los clientes como en la forma en que ha dado a conocer la Plaza de la Memoria y su verdadero significado.


Los primeros abogan por un reubicamiento del café y los últimos abogan por REUBICAR A LOS PRIMEROS. Sé que lo primero es totalmente posible, se podría construir el mismo establecimiento en otro lugar de nuestra enorme universidad sin interrumpir o obstaculizar nuestra compra de café con sabor a pichi de gato (nunca pensé que llegaría a resaltar la frase "pichi de gato") pero...¿LO SEGUNDO? Le ruego a Dios que no se hayan equivocado a la hora de redactar la carta abierta y que realmente esten pidiendo "que coloquen a todos los que firmaron la primera carta en un lugar más adecuado del campus, de modo que no se desvirtúe el éxito que ha tenido el nuevo Cafetal". Tiene que ser el descaro más genial de la historia de la universidad, la maldita definición de Bravazo. Tengo que admitir que a la hora de leer ambos blogs, no sabía qué posición tomar ya que me resultaba bastante subjetivo el tema. Unos dicen que se pierde el sentido de la Plaza y otros dicen que es un puto café. Ambos tienen razón, así que tuve que basarme en otro tipo de argumento para tomar mi decisión y ciertamente la imagen de que un wachiman le dijera a Salomón Lerner o a Dante Dávila que no se pueden acercar al Cafetal por decisión del Consejo Universitario es tan satisfactoria que ganaron mi voto.

El problema de fondo

Javier Heraud, el poeta guerrillero. No pienso hacer una pequeña biografía porque me da flojera y porque lo pueden buscar en Google (si buscan en la parte de imágenes salen fotos de su cadáver, Google es bravazo) pero sí quiero mencionar que la colocación de su nombre ha causado gran conmoción en la comunidad universitaria (o por lo menos en un tipito que publicó un comentario en el segundo blog linkeado) debido a su posición comunista que entra en conflicto con el amor por la democracia que existe en la PUCP y en Lay Fun. Hay que entender que Heraud vivió en una época donde el ser comunista era más paja (aunque no por mucho) que ser este tipo:

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Sí, yo tampoco puedo creer que algo pudiera ser considerado más paja que este tipo.
En conclusión, creo que deberíamos estar estudiando y no escribiendo cartas abiertas como si no hubiera un mañana, creo realmente que debieron quejarse más cuando esa plaza era una porquería de mico que ahora solo porque no has madurado lo suficiente como para dominar el tomar café y fumar con estilo.

¿No te importa?

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Come torta.









7 comentarios :

  1. Unknown dijo...

    i aquí es cuando aplaudo como groupie o como foca. da lo mismo.

  2. Anónimo dijo...

    Este artículo me exita.

  3. Anónimo dijo...

    teníamos plaza de la memoria?

  4. Anónimo dijo...

    "...creo realmente que debieron quejarse más cuando esa plaza era una porquería de mico que ahora...".......CIERTO :S

  5. Driadyne dijo...

    Esto me recuerda a algo...

    "...and that God only likes certain types of love... and that God really likes it when wolfmen lovingly swallow semen..."

    Sólo que en este caso God really likes it when students lovingly swallow cat pee.

    (God=Lerner, Dávila, etc)

  6. Unknown dijo...

    porquería de mico dice mr. Queso McCool

    AHÍ JUGABAN MAGIC ENTIENDES!!!

    qué out de tu parte decir eso.

    tú no sabes nada.

  7. Anónimo dijo...

    Este blog debe estar hecho por un completo idiota que ni sabe que hacer con su vida. Un pobre e imbecil superficial , lo mejor seria que acabes con tu vida porque no sirves para nada y es altamente probable que sigas igual de imbecil en el futuro .